LÍMITES TAREA DIFÍCIL PERO NECESARIA

Los niños de hoy opinan, tienen gustos propios, reconocen sus aptitudes y malestares. La filiación de los hijos con sus padres es auténtica y más democrática. Si bien este tipo de relación está ligada al ideal de crianza, en muchos casos es producto de equivocaciones y distorsiones a la hora de poner límites. Es por ello que los padres consultan a los profesionales ante la incertidumbre de cómo manejarse: cuándo decir sí y cuándo decir no, cómo ser un padre actual sin perder autoridad, sin dejar que los hijos crezcan sin límites y sin capacidad de comprender y ver al otro.

Como punto de partida es esencial estar convencidos que, estableciendo límites, se inicia el proceso de comprensión e interés por las otras personas. Nadie puede respetar a sus semejantes si no aprende cuáles son sus límites; lo que implica vislumbrar que hay infinitas experiencias por vivir, aunque no es posible hacer siempre todo lo que se desee o cause placer, simplemente hay algunas cosas que no pueden, ni deben hacerse.

Todos los padres ansían ver a sus hijos crecer felices. El ser humano al nacer, no tiene una ética definida; somos nosotros, los padres y educadores, quienes tenemos esa tarea fundamental y trascendental de transmitir habilidades básicas y esenciales para formar ciudadanos, seres capaces de convivir en la comunidad.

Poner límites es enseñar que todos tienen los mismos derechos, que existen OTRAS personas en el mundo; que, a cada derecho, le corresponde un deber o responsabilidad. Enseñarles a ser pacientes y tolerar pequeñas frustraciones para que en el futuro pueda superar conflictos mayores con sensatez y equilibrio emocional. Para que el niño aprenda todo esto es imprescindible DAR EL EJEMPLO, vivir cotidianamente siguiendo los mismos valores y principios. Enseñar que se puedo elegir decir SI pero también, NO.

Poner límites NO ES golpear ni ser autoritario, no es provocar traumas. Todo niño tiene la capacidad de comprender un “no”, con fundamentos, sin que le cause daño psicológico. Lo que produce traumas y problemas emocionales es, en primer lugar, la falta de amor y cariño, seguida de injusticia, violencia física, humillaciones y falta de respeto.

Poner límites a los hijos no es una cuestión de opción; no hacerlo pronostica situaciones problemáticas en edades posteriores. La libertad excesiva y la falta de autoridad de los padres convierte a los niños en “pequeños tiranos”, condenándolos al fracaso en sus futuros proyectos de vida.

Por lo general el niño no acepta enseguida nuestras explicaciones, por más claras y simples que sean; y muchas veces es necesario repetir hasta el cansancio hasta lograr el entendimiento. Un padre con autoridad es aquel que está presente en la vida del niño, que comparte tiempo con él y se hace cargo de su rol. Un padre con autoridad procede con seguridad, tranquilidad y convicción, con afecto y cariño para poder conseguir sus propósitos educativos sin autoritarismo ni violencia.

Poner límites no es opuesto a dar amor, cariño, atención y seguridad. Es actuar con determinación en el momento oportuno procurando la formación de personas independientes con bienestar emocional.

Gabinete Psicopedagógico

Lic. Griselda Allegro

Ps. Jorgelina Marcuzzi